Año a año la hacienda pública nos llama a la puerta y nos pide hacer cuentas para que le entreguemos una parte de aquello que hemos ganado. Año a año también nos decimos que el año siguiente no se nos llevará tales cantidades de dinero, pero habitualmente el año siguiente también volvemos a cometer los mismos errores, y eso es porque no tenemos una buena planificación fiscal.
Aquí, en este texto y sin entrar a tratar sobre disyuntivas ideológicas entorno al pago de más o de menos impuestos, o a la mera existencia de unos impuestos, que aquí no caben, se trata de hacer ver al ciudadano y ciudadana de a pie, que ya que hemos de cumplir unas obligaciones tributarias, hacerlo siempre dentro del marco de la ley y por medio de sistemas meramente legales de la forma más optimizada posible.
Hablar de estructuras personales para pagar menos impuestos o para intentar lograr el objetivo óptimo e ideal de que nuestra declaración (salga negativa) es ya no difícil, sino imposible pues cada persona es un mundo y de cada contribuyente nacen unas circunstancias personales y profesionales únicas que invitarán a adquirir unos u otros productos, a hacer unos u otros gastos, a tener unas u otras inversiones, a mantener un u otro estatus de casado o soltero, y una infinidad de variables más que haremos bien de poner en consideración año a año para mirar de optimizar esa factura fiscal.
Como decimos no se trata de decir que productos hemos de contratar (o por ejemplo decir si los planes de pensiones tienen un excelente trato fiscal, etc.), se trata de hacer ver, que no importa cuanto tengamos y quienes seamos sino que lo que importa es que cada año acudamos a un profesional ya no a que nos haga la declaración de renta sino a lograr optimizarla de cara a futuras rentas (no olvidemos que el año en curso ya lo tendremos perdido fiscalmente, siempre tendremos que planificar el anterior para que el posterior nos salga como queremos). consulta legal on line.